Nadie dijo que sería fácil, y que aprenderíamos cómo poder
superarlo. Nadie nos dijo que el primer beso no era especial por ser el
primero, sino por la persona con la que te lo dabas. Nadie fue capaz de decirnos
que tras varias sonrisas se escondían malos momentos y recuerdos tristes. Nadie
nos dijo que amar supondría sufrir, y que si nos encariñábamos con una persona
demasiado cuando la perdiésemos estaríamos destrozados. Nadie nos dijo que la
infancia era el mejor momento de tu vida, y que la madurez suponía mentiras. Que
la mayoría de las personas cambiaban a mal con el paso del tiempo, y que nos
convertíamos en egoístas. Nadie nos dijo que los sueños eran algo que estaban
al alcance de tu mano, y que debíamos luchar por lo que queríamos. Nadie nos
dijo que debíamos ser nosotros sin temor a lo que los demás pensaran, para
poder triunfar en la vida. Que ser feliz era cosa de dos, y que no existía la
palabra compasión, o que al menos estaba muy escondida. Que a veces cuando te
sonreían pensaban algo malo de ti, y que era hora de abrir los ojos con
personas que podían ser las más cercanas a ti. Nadie nos dijo que los súper héroes
estaban demasiado lejos, y que había personas que eran malas por naturaleza y
que no cambiaban. Que no podías cambiar el mundo, y que pronto tú serías una
persona más del montón. Nadie nos dijo que este es un mundo de egoísmo y malos
prejuicios. Pero tampoco nadie nos dijo que existían personas que merecían la
pena conocer, y que eran capaz de morir por otras personas. Que había gente luchadora,
brillante, educada, esperanzadora, optimista y con ganas de cambiar el mundo. Que
nos deberían haber enseñado a ver la parte positiva de la vida y aprender a
solucionar las cosas malas. Que era un camino duro pero que al final merecía la
pena. Porque nosotros, somos el resultado, de la gran decepción que nos mostró
el mundo, y de las mentiras que nos contaron.
No hay comentarios:
Publicar un comentario